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Internos denuncian tortura, tratos crueles e inhumanos en penal de Morelos. |
Carlos
Quintero J.
En el Centro de Reinserción
Social de Atlacholoaya, Morelos: la vida y la integridad física de las personas
privadas de libertad, no valen nada.
Tras el intento de fuga
masiva, del jueves 19 de marzo, cada vez más se conocen casos de tortura, tratos
crueles e inhumanos en agravio de personas internas.
Las víctimas señalan al
Coordinador de Reinserción Social, Jorge Israel Ponce de León Bórquez y su
escolta, Jesús Francisco Flores Jiménez ahora Director Operativo del penal.
Así lo explica Ulises
Jonathan B. M., una persona privada de libertad desde el 20 de enero
de 2017, quien en audiencia ante un juez denunció:
- No es miedo pero sí quiero
que quede asentado: el jefe operativo, Paco, no sé cómo se llame, solamente sé
que es Paco. Pues, es la segunda vez que me amenaza de muerte.
El hombre de 30 años de edad,
a quien también intimidaron con cortarle las yemas de sus dedos para que nadie
lo reconozca, una vez muerto; se halla preso en el Dormitorio 13.
Ahí, junto con otras 19
personas privadas de libertad, permanece aislado. Se trata de dos cuartos de
castigo de 1.40 por 2 metros, en donde duermen 10 personas por celda.
Los internos que se
encuentran en ese lugar, han denunciado que están semidesnudos, sin agua, sin
comida, privados de la luz de día y sin atención médica.
- Nuestra familia ha
presentado 6 o 7 quejas ante la Comisión de Derechos Humanos de Morelos pero no
hacen nada, son cómplices - dice la persona que se identifica como Julio César.
Él aprovechó, el apoyo
solidario de otros de sus compañeros internos, para hacerme llegar información
sobre las graves violaciones de derechos humanos de todos ellos.
Julio César asegura que
siete de sus compañeros se hallan heridos de bala, y otros más están golpeados
o heridos por arma blanca, uno más fue amputado de un pie. Ellos no reciben
atención médica.
- Nos dieron audiencias y un
juez ordenó que nos dieran agua y comida. Tres veces al día nos sacan del
dormitorio y nos toman fotos para justificar que están cumpliendo y nos hacen
firmar a fuerza- dice el prisionero.
De vuelta en la Sala de
Audiencia con Ulises Jonathan, quien viste una playera de cuello redondo, color
amarillo, de piel morena clara y corte de pelo “casquete corto”; repite:
- Miedo no tengo pero… pues
este, quiero que quede asentado porque él dijo que nada más iba amanecer
colgado, que él tenía el poder para hacerlo.
Lo interrumpe el juez,
Martín Domínguez Casarrubias.
- ¿Quién es esa persona,
dice? - Pregunta el juzgador, vestido de
toga negra y lentes, quien con bolígrafo en mano, escribe en una libreta.
- Es el jefe operativo –
responde el hombre pausadamente mientras se mese sentado en la silla giratoria.
Un agente de seguridad y
custodia del centro penitenciario, quien se halla cruzado de brazos, parado a
su lado izquierdo, en posición de descanso e inmóvil como estatua, lo mira con
cierto aire de desdén.
- ¿Jefe Operativo de qué? -
vuelve a cuestionar el juzgador.
- De aquí, de Reinserción
Social - declara Ulises Jonathan.
- ¿Sabe usted sus apellidos?
- No, desconozco.
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