Carlos Quintero J.
La Directora General de Reinserción Social, Marcia
González renunció el pasado viernes 12 de junio, derivado de la crisis que
enfrenta el sistema penitenciario en Morelos.
El caso de Marcía González se suma a la serie de
renuncias y despidos de servidores públicos implicados en actos de corrupción que
encabeza el Coordinador de Reinserción Social, Jorge Israel Ponce de León.
Tan sólo en los últimos ocho meses, al menos diez áreas del
sistema de reinserción social permanecen acéfalas y en algunos casos, nombran a
encargados de despacho improvisados.
Entre ellos destaca Lluvia Oregón Bartolo, encargada de
despacho de la Dirección del Centro de Reinserción Social de Atlacholoaya,
quien es señalada por familiares de personas internas por violar derechos
humanos.
En ese tenor, se encuentra Marisol Solís Rivera,
encargada de despacho del Centro de Reinserción Social Femenil de Atlacholoaya,
quien es denunciada por sus propios subordinados por malos tratos.
El caso más relevante es de Francisco Flores Jiménez,
quien pasó de escolta de Jorge Israel Ponce de León a Director Operativo de
Atlacholoaya; no cuenta con la preparación para desempeñar dicho cargo.
Francisco Flores fue sancionado por la juez, Nancy
Aguilar Tovar por desacato judicial, es decir no cumplió el mandato de una
autoridad; lo que confirma su nula capacidad.
El servidor público también tiene denuncias en su contra,
entre las cuales se encuentra: narcotráfico, trata de personas, prostitución,
homicidio, lesiones, tortura y tratos crueles e inhumanos en contra de personas
privadas de libertad.
No obstante, es protegido del Coordinador de Reinserción
Social, Jorge Israel Ponce de León Borquéz y el Comisionado Estatal de
Seguridad, José Antonio Ortiz Guarneros.
Otros nombramientos de encargados de despacho existen en
las cárceles distritales de Jojutla y Cuautla además en direcciones
administrativas del sistema de reinserción social.
Esta situación evidencia que el sistema penitenciario en Morelos no tiene ni pies, ni cabeza... está carcomido por la corrupción que impera en las prisiones.
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